Una Repostera Empresaria

Crecí en un tiempo donde si tu título no era avalado por el Ministerio de Educación, no te llamaban profesional, donde hacer tortas era un hobbie y si vivías de eso, te llamaban “La sra. o la muchacha que hace tortas”.

A decir verdad, incontables fueron las personas que me llamaron LOCA cuando decidí, salir de las cuatro paredes de una oficina, vivir de eso que llamaban hobbie y además, ser una profesional. Entendí, que éste dulce arte, era mi pasión, pero que ahora iba a ser MI EMPRESA. Con el conocimiento que adquirí como administradora, y nada más que eso, arranqué por un nombre, una misión, visión y lo más importante, los valores sobre los cuales se iba a levantar mi negocio. Así fui, con aciertos, desaciertos, ensayo y error.

Hoy, después de 9 años de aquella gran decisión, te puedo decir:

Habrán muchas personas que te dirán que no puedes, intentarán sembrarte miedos y dudas; que eso no te distraiga, tú enfócate, porque muchas veces, las personas hablan sin mala intención pero desde sus propios miedos e inseguridades. Si alguien más pudo hacerlo, tú también puedes y si nadie lo ha hecho, pues tú serás quien conquiste un terreno virgen. HAZLO, CON MIEDO, PERO HAZLO.


Dar el primer paso, no es garantía de que todo saldrá como lo imaginas; claro que algunas cosas saldrán mal y otras mejor de lo que esperabas, en ambos casos, GANAS, experiencia y aprendizaje, que es mejor que la duda de lo que pudo haber pasado si lo hubieses intentado.
Se constante y paciente, es lo más difícil, al menos yo soy muy ansiosa, pero se va desarrollando. La meta no se consigue de la noche a la mañana, se trata de muchas acciones pequeñas, que repites y repites hasta lograr lo que quieres, INSISTIR, PERSISTIR Y NUNCA DESISTIR.
Quizá hoy tu empresa es solo un nombre, una batidora, un horno, algo de conocimiento y mucho miedo, pero tu cliente no tiene que escucharte decir “estoy empezando, yo vendo tortas para ayudarme, donde vivo no van a pagar por mi trabajo”. Tú y solamente tú, debes darle valor a tu trabajo, cuando hagas eso, podrás esperar que otros también lo hagan. Sueña en grande, observa lo que tienes y se de las personas que son capaces de sacar agua de un desierto.
Ser profesional no depende de los títulos que tengas, ser profesional es ser responsable, cumplir en tiempo y forma los compromisos que adquieres, cuidar los pequeños detalles, salir de tu zona de confort, capacitarte para ofrecer cada vez un mejor servicio.
Soy una mujer real, hablándote desde mi experiencia, no llego aún a donde quiero estar, pero estoy bastante lejos de donde comencé. Quítate el título de “la muchacha o el muchacho de las tortas”, empodérate, abre tu mente, desarrolla la creatividad y decide hoy, colocar el primer ladrillo de lo que será tu propio castillo.

Regístrate y comparte con nosotros tu experiencia, éste espacio es creado para tí, es una ventana más que nos mantiene cerca en ésta dulce familia, porque la vida es más linda si se comparte.

Artículos relacionados